Las técnicas de Bioingeniería se han empleado para recuperar e integrar paisajísticamente las zonas de sombra del viaducto Basagoiti, que presentaba un talud conformado en gran parte por limolitas procedentes de la excavación de los túneles. Ambas laderas bajo el viaducto, los estribos del mismo y las zonas de sombra bajo los tableros, se presentaban con síntomas de erosión superficial y escasa vegetación. Junto con los problemas de erosión y pérdida de suelo, este talud ofrecía un gran impacto paisajístico desde la carretera, la GI 3920, que comunica con uno de los valles más hermosos del País Vasco y la dificultad añadida de la orientación Norte y de la sombra creada por el propio viaducto. La principal estrategia ha sido la recogida y aprovechamiento de las aguas pluviales procedentes de los desagües del viaducto, para lograr mantener la humedad necesaria, que permita la revegetación de estas superficies.
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